Los males nunca llegan solos. El que fuera padre del ‘milagro económico español’ de finales de los 90, Rodrigo Rato Figaredo, ahora acuciado por el escándalo de las tarjetas black de Caja Madrid, se encontraba hace unos días en el club de golf de La Moraleja, urbanización en la que tiene su residencia cuando, al ir a efectuar un pago, su Visa no pudo ser utilizada.
Cuando el camarero se lo comunicó al que fuera ministro de Economía durante ocho años en los Gobiernos de Aznar, la cara de extrañeza de Rato fue vista por todos los que se encontraban en las mesa del alrededor.
–“Señor Rato –explicó el camarero–, no es que tengamos ningún problema con su tarjeta, es que el datáfono del club no funciona”.
Las sonrisas de los que presenciaron la escena no parecieron hacer mucha gracia al interfecto, que decidió entonces recurrir al pago en efectivo.
Se da la casualidad de que no muy lejos se encontraba Matías Amat Roca, quien fuera mano derecha de Miguel Blesa y que se gastó con la black la friolera de 395.000 euros, con especial interés en la compra de obras de arte sacro. Su probada afición a sacar dinero de los cajeros en efectivo lo llevó a sobrepasar los 85.000 euros.
Afirman los presentes que ni Rato ni Amat parecían especialmente afectados por el escándalo, sobre todo este último, que departía alegremente como si nada le hubiera ocurrido y se conduce con una cierta prepotencia del que se siente seguro y acaudalado. Pero claro, esto es en el club de golf de La Moraleja….