En su cuenta de Twitter, Rory McIlroy se define como alguien que “a veces le pega golpes a una bola en el campo”. Esa naturalidad, poco común en el deporte de élite, la exhibe en todos los órdenes de su vida. En la conferencia de prensa previa al inicio del Tour Championship, que además de repartir más de 8 millones de dólares en premios decidirá quién se lleva el bonus de 10 millones que corresponden al ganador de la FedEx Cup, dio una nueva demostración.
“Por suerte esa cantidad de dinero ya no significa mucho para mí. Iría a parar al banco y me permitiría comprar algo bonito si lo deseo. Es bonito pensar que puedes ganar 10 millones en una semana, pero eso no es lo que me motiva. Me motiva jugar y ganar. Nunca he ganado la FedEx Cup y eso me motiva más que salir de aquí con un cheque en la mano”, explicó McIlroy, en unas declaraciones que han suscitado muchas y muy diferentes reacciones. Hay quienes alaban su sinceridad y también quienes le tachan de frivolidad y de vivir alejado de la realidad.
Lo cierto es que McIlroy, que lleva ganados 28 millones de dólares en premios en el PGA Tour, había ingresado ya 20 millones de dólares antes incluso de disputar su primer torneo como profesional. Esa fue la cantidad de su primer contrato con Nike, que, según Golf Digest, actualmente reporta al jugador norirlandés 1.5 millones de dólares mensuales. Además, de la marca deportiva, su patrocinador principal, tiene contrato con Omega y Bose. Normal que diga que se pondría más nervioso ante un ‘putt’ para ganarle un dólar a Tiger Woods que ante para llevarse 10 millones. O quizá no tanto…
En todo caso, tras la disputa de la primera jornada del Tour Championship, McIlroy mantiene vivas sus opciones de ganar la FedEx y embolsarse esos 10 millones. El norirlandés marcha tercero, a dos golpes de Henrik Stenson. Para encabezar la clasificación necesitaría, básicamente, ganar el torneo y que ni Day, ni Spieth, ni Stenson, ni Fowler, ni Watson queden entre los cinco primeros clasificados.
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