El marido de Esperanza Aguirre: Ahora, el presidente es él nuevo presidente de Puerta de Hierro

Fernando Ramírez de Haro sido elegido para dirigir el Real Club Puerta de Hierro, una entidad que no admite socios desde los 80

Allí come a menudo el rey emérito y se reúnen ministros y aristócratas. Ahora, 'Espe' ejerce de 'señora de'

Si hasta ahora Fernando Ramírez de Haro Valdés, de 66 años, conde de Bornos con grandeza de España y marido de Esperanza Aguirre, estaba considerado el "eterno consorte", ahora han cambiado las tornas. Y es que el lunes 7 de marzo fue elegido presidente del exclusivo Real Club Puerta de Hierro de Madrid, emblema del poderío patrio y apellidos ilustres, del que ya ostentó la vicepresidencia cuando lo regía el también aristócrata Pedro Morenés y Eulate, actual titular de Defensa, que cesó al ser nombrado ministro. Ramírez de Haro fue elegido en candidatura única sustituyendo a Luis Álvarez de las Asturias Bohórquez y Silva, hijo del duque de Gor.

De esta forma Espe, que dimitió el 14 de febrero como líder del PP de Madrid, se convierte en "presidenta consorte" del club más elitista de España. Fue fundado en 1895 por Carlos María Fitz James Stuart, XVI duque de Alba y bisabuelo del actual, con el apoyo del Rey Alfonso XIII, a quien fascinaba la idea de dotar a la capital de un exclusivo club de polo, al estilo de los country clubs británicos.

Erigido en 1904 en el paseo de la Castellana con el nombre de Madrid Polo Club, posteriormente el monarca cedió unos terrenos de su propiedad junto al monte de El Pardo, donde se asienta el actual, que fue inaugurado en 1914 con una fastuosa cena de gala. Hoy, este paradisíaco recinto de mas de 200 hectáreas con el que Patrimonio Nacional hace suculento negocio, pues lo tiene arrendado al Puerta de Hierro hasta 2040 por más de tres millones de euros anuales, mantiene incólume su exclusividad de origen. Frecuentado por el Rey Juan Carlos, que en ocasiones come o cena allí, sus 15.600 socios, entre los que se prodigan apellidos como Martínez de Irujo, Koplowitz, Gómez Acebo, Falcó o Borbón Dos Sicilias, alternan con los ministros del Gobierno, que tienen pase libre, embajadores y otros altísimos cargos. Todo ello en plácida endogamia, ya que no se admiten nuevos socios desde 1987 salvo por matrimonio, por lo que un mortal común sólo puede acceder por rigurosa invitación de un socio.

Curiosamente, es uno de los recintos favoritos de Aguirre, hasta el punto de que fue nombrada socia de honor, y allí entretiene su ocio jugando al golf, una de sus pasiones, en los dos magníficos campos que tiene el club que ahora preside su esposo. Golf, bridge o escaparse al Perelló catalán, donde tienen muchos amigos, son sus aficiones preferidas ahora que, tras cesar como presidenta del PP de Madrid, ejerce sólo como su portavoz en el ayuntamiento, ya que en 2012 dejó también la presidencia de la Comunidad. Intervenida meses antes de un cáncer de mama, alegó que había llegado el momento del adiós para centrarse en los suyos, cosa que no cumplió al presentarse en 2015 como candidata a alcaldesa.

'Amo de casa'

Volcada en la política, era su marido, Fernando Ramírez de Haro, quien ejercía de "amo de casa", ocupándose de dirigir su hogar, ubicado en un palacete de la calle Jesús del Valle, en el barrio de Malasaña, y de supervisar la educación de sus hijos, Fernando, nacido en 1976 y Álvaro, en 1980.
Hijo del militar Ignacio Ramírez de Haro y Pérez de Guzman, conde de Bornos y de Murillo y grande de España, el marido de Espe, con la que se casó en 1974, es economista, aunque desde joven se ha dedicado al campo ocupándose del patrimonio familiar.

Lejos del estereotipo de noble estirado, es un hombre llano y con gran sentido del humor, algo en lo que conecta con su mujer. "Son tal para cual, pese al tiempo que llevan casados, se parten de risa juntos", aseguran en su entorno. Lo prueba la anécdota ocurrida en una fiesta ofrecida por el fallecido Emilio Botín en su casa de Santander: a Ramírez de Haro le dejó tirado el coche, y un mecánico les ofreció la furgoneta que llevaba el cartel de propaganda del taller. Así se plantó con Esperanza en la mansión de Botín, ante el estupor general.

Uno de sus anhelos ha sido que su mujer aminore su actividad pública para dedicarse más a su familia, que hoy suma cuatro nietos, con los que a la popular se le cae la baba: su primogénito Fernando, marqués de Villanueva del Duero, está casado con Carolina Oriol y tiene dos hijos Beatriz, de 6 años y Fernando de 3. Álvaro, conde de Villariezo, está casado con Astrid Tahms y tiene otros dos, Beltrán de 2 años y Diego, de 1.

Esperanza Aguirre, a sus 64 años, es hoy una feliz abuela que por vez primera ejerce como "señora de": del conde de Bornos, título que su marido intercambio en 2013 con su hermana mayor, Beatriz, a la que cedió el condado de Murillo, y desde el pasado 7 de marzo, del presidente del Real Club Puerta de Hierro.

Olazábal renuncia al Masters


El doble campeón en Augusta declina la invitación por motivos de salud: «He pasado meses muy duros encerrado en casa»

La artritis reumatoide que sufre José María Olazábal y que le mantiene de baja desde hace un año le va impedir cumplir uno de sus sueños: volver a pisar Magnolia Lane en el Masters de Augusta con 50 años. El grande del golf más exclusivo, que ha ganado en dos ocasiones, quedará huérfano el próximo mes de abril sin el concurso del jugador español.

El Masters es un torneo muy especial. Ganarlo es todo un sueño para los golfistas, pues supone un privilegio poder revivirlo cada año al ser invitados al exclusivo círculo de campeones. Los ganadores de la chaqueta verde pasan a formar parte del Olimpo viviente del golf y durante la segunda semana de abril se convierten en unos auténticos héroes para los aficionados.

Durante 27 años el vasco ha vivido la experiencia de jugar en el campo más privado del mundo y, en dos de ellos, ha ganado el título. «Guardo recuerdos maravillosos desde la primera vez que lo jugué en 1985 siendo amateur. Pero no sólo de las dos victorias que logré sino de tantas experiencias vividas que lo hacen único», comentó. Sus vivencias con otros campeones como Seve Ballesteros, Gary Player o Tiger Woods quedarán para siempre en su memoria.

Ciertamente, Olazábal es uno de los jugadores más respetados en el National y su ausencia se va a notar mucho este año, precisamente porque celebra su cincuenta aniversario. Por eso le duele tanto haber renunciado a viajar al corazón del estado de Georgia ahora que estaba viendo la luz al final del túnel. «Ahora me encuentro mejor, después de muchos meses sin salir de casa –prosigue-. Aunque ya puedo entrenar unas tres horas diarias, aún no estoy preparado para competir. El proceso es lento y toca ser muy paciente. No me planteo metas ni fechas, la analítica se mantiene y es buena señal, lo importante es que remitan los dolores».

Como dice el campeón hondarribitarra, lo principal es la paciencia. Después de renunciar a la capitanía olímpica y al Masters por problemas de salud, lo que no quiere es dejar pasar más ocasiones de disfrutar del golf en el futuro inmediato. Sabe que en el Champions Tour de veteranos le esperan como agua de mayo y para él sería todo un lujo alargar su carrera recorriendo Estados Unidos junto a su amigo Miguel Ángel Jiménez. El año pasado ambos protagonizaron algunos de los mejores momentos de Augusta en los días de prácticas; aunque en esta ocasión ninguno vaya a estar presente (únicamente Sergio García está clasificado y podría lograrlo también Rafa Cabrera la semana que viene), los días de gloria de los senior españoles aún están por llegar.